por Paolo Menci –
Según un documento publicado por el Fondo Monetario Internacional, a fines de este año, la economía de la región latinoamericana ocupará el segundo lugar después de Asia en términos de crecimiento del PIB, luego de las últimas estimaciones que vieron un recálculo del aumento anterior. Expectativas.
La tasa de crecimiento proyectada para finales de 2021 es del 6,3% frente al 7,2 en Asia, el 6% en los Estados Unidos, el 5% en la zona euro y el 3,7% en el África subsahariana.
En cuanto a los países individuales de la región de América del Sur, se espera que Chile (11%) genere el mayor crecimiento, seguido de Perú (10%), Colombia (7,6%), México (6,2%) y Brasil (5,2%).
Las estimaciones al alza estuvieron determinadas por la flexibilización de las restricciones por Covid-19, gracias a la vacunación masiva que permitió reanudar las actividades productivas antes de lo esperado, con un impacto menos negativo en la economía.
Las perspectivas también se vieron afectadas por las contribuciones realizadas por países individuales a las actividades económicas, las exenciones fiscales y las bajas tasas de interés que ayudaron a la recuperación, tanto que el Fondo Monetario Internacional también se puso manos a la obra para declarar que las estimaciones podrían cambiar a peor si existiera Es una subida de tipos de interés para hacer frente a un posible aumento de la inflación.
Como siempre, no debemos dejarnos engañar por estos datos optimistas porque, incluso si se confirman, tienen una base de comparación, quizás el peor año en la historia económica y social contemporánea, y si miramos los datos objetivos de los países individuales de la región, la situación actual es muy negativa e incluso dramática en algunos de ellos.
Para confirmarlo, basta con mirar las previsiones de crecimiento para 2022, que sin duda son más bajas.
Sin olvidar que en este punto la distribución del ingreso ha empeorado, con la riqueza polarizada en manos de proporciones muy bajas de la población típicas de América del Sur, con clases sociales en aumento que viven por debajo de la línea de pobreza.
Por tanto, es necesario impulsar políticas que conduzcan a un crecimiento económico real del que puedan beneficiarse todos los estratos de la población, ya que solo así podremos crecer de forma equilibrada y sostenible favoreciendo también la reducción de los conflictos sociales que muchas veces también son un obstáculo para el crecimiento económico.
«Escritora exasperantemente humilde. Empollón devoto del café. Comunicador. Especialista en redes sociales».