La Asamblea General del Consejo Episcopal de América Latina (CELAM), que concluyó el viernes tras cuatro días de trabajo en modalidad predeterminada, aprobó por una gran mayoría las líneas para la regeneración y reestructuración del propio organismo, al final de un amplio sesión. La forma de la escucha compartida en las conferencias episcopales. También el viernes, Al-Juma’i recibió la noticia de la invitación de la Santa Sede al Sínodo, cuyo tema será “Para la Iglesia sinodal: Comunión, Participación y Misión”. El evento contará con una metodología sin precedentes, con una etapa de escucha que tendrá lugar en cada diócesis. El proceso CELAM se comprometió a acompañar de inmediato.
En la última rueda de prensa, a la que también asistió SIR, presidente de Selam, Mons. Miguel Caprigus, destacó las cinco prioridades que pronto caracterizarán el funcionamiento del organismo: los primeros pasos de regeneración y reestructuración, que ahora prevén la aprobación de los nuevos estatutos, acompañando, aunque en su independencia, a la Ceama, la etapa de preparación. y escuchando a la luz de la asamblea Eclesiastés para América Latina y el Caribe, que se celebrará en noviembre, colaborará en la preparación del Sínodo sobre el Sínodo y en la finalización de la nueva sede de Salam.
Fue una reunión, como dijo el arzobispo Rogelio Cabrera, presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana y presidente del Consejo de Asuntos Económicos de la Presidencia del Selam, «Seguimos los pasos del Papa Francisco». Monseñor Cabrera afirmó que «Selam vive en comunión teológica y pastoral con la Iglesia universal».
Partiendo de la idea de que “es el alma la que sigue empujando a la Iglesia del Continente por los caminos de la renovación”, Sor Liliana Franco, Presidenta de la CLAR (Conferencia Religiosa del Continente) destacó que estamos ante un proceso que “es su centro en el Sínodo y su raíz en esa certeza de que todos somos pueblo de Dios ”. Luego, el consejo decidió que la próxima asamblea se celebraría en 2023 en Puerto Rico, y escribió una carta a las 22 Conferencias Episcopales de América Latina, invitándolas a ser «parte activa del proceso de reestructuración y reestructuración», como está ya es el caso. Es un evento en la etapa de discriminación.
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