Una hora y media de escarcha: Emmanuel Macron sigue manteniendo abierto el diálogo con Vladimir Putin, pero no hay diálogo. Un claro pesimismo surgió después de una llamada telefónica de 90 minutos, seguida de una llamada de Macron a Volodymyr Zelensky: «Lo peor está por venir», citaron fuentes de Elysee a Macron después de su tercera llamada telefónica con Putin después de la invasión de Ucrania. Comenzó hace una semana.
El presidente ruso expresó su «fuerte determinación» de llegar hasta el final y no negociar nada excepto en sus términos. Al parecer, el jefe del Kremlin -que tomó la iniciativa de contactar con el presidente francés- dijo que quería «controlar todo el territorio» de Ucrania, un proyecto que está siendo desarrollado «de acuerdo con las expectativas» por parte de Fly. La aclaración agregó que no regresaría ni realizaría ninguna negociación si los ucranianos no aceptaban sus términos (desarme y la llamada «desnazificación»), y que el proceso podría incluso «empeorar». Macron respondió de manera «franca» -esa es la palabra que ha usado el Elíseo para definir las conversaciones entre los dos líderes en los últimos días- explicando a Putin que estaba «cometiendo un gran error con el gobierno ucraniano» y que las acusaciones nazis eran » nada más que historias» contadas por el jefe del Kremlin para «buscar pretextos». Macron es muy pesimista, según fuentes de Elysee, pese a su intención de «endurecer las sanciones» contra Rusia. El símbolo de esta política hoy fue la incautación por parte de las autoridades francesas de un gran yate perteneciente a una empresa asociada con un ejecutivo del gigante petrolero ruso Rosneft, Igor Sechin.
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