No sólo mundos fantásticos destinados a los niños, sino también temas muy serios: el dibujo como lenguaje expresivo que puede, con ligeros cambios de registro y sensibilidad, acompañar textos e investigaciones destinadas a adultos, y tal vez avanzar, como historia del propio libro. Enseña una visión paralela y una interpretación adicional, aunque menos obvia, de la historia verbal. “Tendemos a pensar que las ilustraciones y los libros dibujados se relacionan casi exclusivamente con el mundo de la infancia y, por tanto, el trabajo de un ilustrador sólo es útil en este sentido”, explica Elisa Bellacani, cuyos dibujos originales están expuestos, hasta el 25 de agosto. En la sede de Proloco en Marola, en la exposición “En punta de lápiz”.
“En cambio, el dibujo, específicamente en la firma personal del trazo y en la forma en que el artista busca la forma visual para contar algo de lo que luego se explica en el texto, ofrece una apertura al lado imaginativo que la lectura produce en nosotros, incluso si son temas científicos”. En la selección de obras originales expuestas en los últimos años, se alternan cuadros creados pensando en los jóvenes con dibujos para carteles, portadas y páginas de volúmenes de ficción y no ficción, todos estrictamente sobre papel, con tintas de colores y acuarelas, y en ocasiones Los collages, primero numerados y enriquecidos con letras, se vuelven así múltiples.
Entre ellas se encuentran la colaboración con la revista Anemos, que desde hace más de diez años pretende acercar al público la neurociencia vinculándola con otros campos del conocimiento, con propuestas temáticas de carácter altamente interdisciplinar; Pero también las portadas de libros dedicados a cuestiones sociales y a la salud mental, en los que la editorial Consulta publica desde hace tiempo, entre otros, los escritos del psiquiatra Piero Benassi y de la Sociedad del Museo Psiquiátrico de San Lazzaro, o de autores con experiencia directa en estos temas. . En la medida en que la ciencia y el arte son herramientas complementarias del conocimiento, el conocimiento va más allá de la contribución de los materiales gráficos al estudio de, por ejemplo, la botánica, y llega incluso a añadir el aspecto «técnico» de la interpretación personal como clave para mejorar la comprensión de cuestiones difíciles, como en los libros en los que Marco Ruini (Director de la Revista Anemos) habla de sus investigaciones en neurociencia a través de la poesía y el dibujo, o como en el reciente libro de cuentos de hadas, escrito por el neuropsiquiatra Giovanni Giaroli y. ilustrado por la propia Bellacani, en el que abordamos el tema de la neurodiversidad y esa palabra agotadora y de amplio significado como es el autismo.
Giaroli y Bellacani estarán en la Casa Cantonera de Cascina el próximo martes 13 de agosto, a las 21 horas, para contar su historia «La abeja, el lobo, la lechuza. Historias de autismo», pero mientras tanto Marullis Proloco ha decidido, para su público, dedicar un espacio en la exposición a este cruce de fronteras entre creatividad y ciencia. El domingo por la mañana y por la noche, hasta que se agoten los ejemplares, podréis conseguir un ejemplar gratuito de algunos números de la revista Anemos acudiendo a la exposición y encontraréis entre algunos títulos que tratan estos aspectos de la lectura con los que afrontarán mediados de siglo. Las vacaciones de agosto y los próximos días de verano están dedicados no sólo al placer sino también a la salud.
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