La situación no es muy diferente en los países vecinos. En Guatemala se establecieron récords mensuales de altas temperaturas y en Honduras se establecieron récords anuales. En el suroeste de Estados Unidos, más de 34 millones de personas viven en áreas donde los funcionarios han emitido advertencias de calor y decenas han sufrido agotamiento por calor durante manifestaciones políticas.
¿Qué papel jugó el cambio climático?
Al analizar las recientes olas de calor en esta región, todo apunta a que el cambio climático juega un papel importante. Aunque la crisis climática ha aumentado la probabilidad de olas de calor durante el día en 35 veces, para las temperaturas nocturnas, esto es aún mayor, y el análisis muestra un aumento de 200 veces debido al calentamiento global.
Para llegar a esta conclusión, un equipo formado por investigadores de México, Panamá, Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos y Suecia estudió cinco días con las temperaturas más altas (diurnas y nocturnas) experimentadas por la región en mayo y junio. Se utilizó un modelo para descubrir cómo este comportamiento se ve afectado por el cambio climático.
Durante ese período de cinco días, la temperatura máxima fue, en promedio, 1,4 grados Celsius más alta durante el día y 1,6 grados Celsius más alta durante la noche. «Sin embargo, debemos recordar que este es un promedio para la región de América del Norte y Central: en algunas partes de México aún se registran récords de calor extraordinarios, donde el cambio climático ha llevado a más de 2°C», aclara Isidin. Pinto, investigador del Real Instituto Meteorológico de los Países Bajos y uno de los coautores del estudio.
Según los hallazgos, podemos decir que estamos en medio de una crisis. En el año 2000, se espera que en la región se produzcan calores extremos en mayo y junio una vez cada 60 años. Esto significa que una persona tiene que afrontar esta situación sólo una vez en su vida. Pero con el calentamiento global registrado, se estima que estas temperaturas regresarán una vez cada 15 años. Esto significa que una persona experimentará temperaturas altas y mortales cinco o seis veces a lo largo de su vida.
Sin embargo, no existen políticas, planes de adaptación o productos para hacer frente a estas temperaturas, lo que hace que la situación sea peligrosa. «México y Centroamérica, que carecen de gestión o capacidad para adaptarse a las olas de calor, se han visto muy afectados. En materia de aire, también se necesitan políticas que apoyen a las poblaciones vulnerables, como los recién nacidos y los ancianos, que son más vulnerables al calor, i a los trabajadores móviles y rurales cuando se enfrentan a altas temperaturas. A corto plazo, se pueden ajustar los horarios escolares y laborales para evitar olas de calor.
Sin embargo, resulta muy inquietante ver cómo el calor se torna mortal. Aunque hasta ahora se han reportado 125 muertes en México, es probable que haya muchas más víctimas no solo en este país sino en toda América del Norte y Central. Las muertes relacionadas con el calor no siempre se informan como tales y no hay registros que destaquen el problema. El calor, especialmente cuando aumenta por el cambio climático, conduce a una crisis de salud pública.
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