De una señora de San Remo recibimos y publicamos:
Estimado gerente,
Con este mensaje quiero agradecer públicamente al personal de ventas y al gerente de la tienda de ropa Zara en Cuneo, por ayudar a mi hija esta mañana (martes 27 de agosto). Disponible, trabajadora, atenta pero sobre todo sensible.
Mi hija tiene epilepsia y esta mañana tuvo un ataque mientras hacía compras, afortunadamente estábamos cerca y pude evitar que cayera al suelo; Miré a mi alrededor tratando de encontrar un lugar seguro donde pudiera recostarme y tratando de protegerla rápidamente brindándole la ayuda necesaria.
Al no encontrar soporte, lo coloqué sobre un perchero lleno de vaqueros, que me sirvió de almohada: Las dependientas llamaron inmediatamente al 112.
En estas circunstancias, no es fácil gestionar la situación a pesar del malestar, miedo y vergüenza que afectó a quienes estuvieron presentes durante unos minutos.
Las crisis epilépticas, como otras enfermedades, son impredecibles a cualquier edad: no hay tiempo, no hay un espacio bien definido sobre dónde y cuándo ocurren, y no son fáciles de controlar.
Sugeriría que en los supermercados pensáramos en colocar sofás, o muchos cojines dispersos para que puedas recostarte en ellos, pensar en tus compras, esperar a quienes eligen entre un outfit y otro y sobre todo crear una zona de confort en caso de emergencia.
Renuevo nuestro profundo agradecimiento a los soldados de la Cruz Roja, a los pediatras de Cuneo y al personal de Zara.
Madre Ilaria y Sofía de San Remo
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