México, angustia y determinación para buscar a niños desaparecidos

Suiza ofrece capacitación forense a funcionarios mexicanos que intentan resolver desapariciones forzadas en el país latinoamericano. Detrás de estos casos hay historias de pérdida y resolución de miles de madres en duelo. Sissy Patricia Flores es una de ellas.

Todos los días, Flores, junto con otras madres de desaparecidos, viajan a la región desértica de Sonora, en el noroeste de México, con una pala lista en caso de que vean señales de una tumba secreta y tengan que empezar a cavar.

Juntas forman Madres Puscadoras Sonora, que Flores fundó tras la desaparición de dos niños. Es sólo uno de los más de 200 grupos en todo México, en su mayoría compuestos por madres, que buscan a sus seres queridos desaparecidos y exigen respuestas de las autoridades.

“Todos los días sufrimos el dolor de no saber dónde están nuestros hijos y tener que caminar a diferentes partes del país, e incluso cavar con las manos”, dice Flores.

Presiones familiares

El trabajo implica enormes riesgos. Las zonas de búsqueda suelen estar controladas por grupos delictivos organizados, a los que se cree que son responsables de muchas de las desapariciones. Sólo en los últimos dos años, al menos seis cazadores de madres han sido asesinados en México.

Sin embargo, gracias a la determinación de estas familias, es posible hacer frente a las desapariciones forzadas en el país, afirma Anna Srovin-Korali, investigadora del Instituto de Estudios de Posgrado de Ginebra. El autor señala que la importante ley pública relativa a las desapariciones fue en gran medida el resultado de la presión ejercida por las familias, la sociedad civil y las organizaciones internacionales. La ley, en vigor desde 2018, dio lugar al establecimiento de un sistema nacional de búsqueda y fiscalías especiales para hacer frente a las desapariciones forzadas.

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Pero nos queda un largo camino por recorrer. En agosto de 2021, hay más de 52.000 cadáveres no identificados en las morgues estatales. Según las estimaciones de Coralie, se necesitarán más de 120 años para identificar a todas estas personas.

Editado por Virginie Mangin.

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