México, devastación en Acapulco tras el paso del huracán Otis

Cientos de personas hacen cola frente a las gasolineras para repostar. Casi toda la ciudad sufre escasez de combustible, agua y electricidad, y se ha alentado a los residentes a comprar lo que necesitan en las tiendas afectadas.

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A pesar de las promesas del gobierno, la ayuda aún no ha llegado desde que el huracán Otis devastó el centro turístico de Acapulco en la costa del Pacífico de México.
En una ciudad de 900.000 habitantes sin agua, electricidad ni gasolina, la gente hace largas colas en las gasolineras. Se permitió, e incluso se animó, a la gente a llevarse productos de primera necesidad de las tiendas afectadas.

Un huracán de categoría 5 mató al menos a 27 personas el 25 de octubre. El gobierno mexicano declaró el estado de emergencia y desplegó casi 10.000 soldados para ayudar a despejar las calles. Los daños se estiman en miles de millones de dólares.

El huracán arrancó tejados y destruyó casas enteras, con vientos que alcanzaron velocidades de más de 260 kilómetros por hora. La tormenta inundó las calles, ahogó automóviles y cortó las comunicaciones. El tránsito se dificulta debido a los escombros que han caído a lo largo de las vías. Algunos hospitales se inundaron y los pacientes tuvieron que ser evacuados a zonas más seguras.

Según informes del gobierno, cuatro personas siguen desaparecidas. “Lo que sufrió Acapulco fue verdaderamente catastrófico”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador en una conferencia de prensa en Ciudad de México.

Acapulco es la ciudad más grande de uno de los estados más pobres de México, Guerrero. La economía local depende en gran medida del turismo y, según los informes, alrededor del 80% de los hoteles de la ciudad se vieron afectados.

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