Muere Marco Romagnoli, entrenador de spinning. Donará sus órganos

FALCONARA salió de casa el jueves para ir a trabajar. Estaba pensando en volver por la tarde y luego ir a Athlone, el gimnasio de Falconara donde durante años…

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FALCONARA salió de casa el jueves para ir a trabajar. Tenía previsto regresar por la tarde y luego ir al Athlon, el gimnasio de Falconara, donde llevaba años impartiendo cursos de spinning y tonificación. Sin embargo, Romagnoli nunca regresó a su ciudad, donde lo esperaban su hijo, que ayer cumplió 17 años, y su esposa Mónica. Sufrió una hemorragia cerebral mientras iba en el coche conducido por un colega que llegó con él a las estaciones de tren de Abruzos, donde realizaba tareas de limpieza y mantenimiento.

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Murió ayer en el Hospital de Teramo, donde llegó en estado deplorable. Falconarese, 57 años, empleado de una empresa ferroviaria. Marco Romagnoli era una persona a la que no se podía dejar de amar: lleno de vida, siempre sonriente y comprensivo, dispuesto a ayudar a los demás. Quienes lo conocieron lo describen como “único”. El jueves partió con su colega hacia Teramo. Trabajaron juntos pero cuando salieron en el auto, Marco le dijo a su compañero que no se sentía bien y necesitaba descansar. Se quedó dormido y cuando su colega regresó al auto lo encontró todavía dormido: sospechó y trató de sacudirlo, pero no respondió. Llama al 112 y solicita una ambulancia.

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Los 118 trabajadores encontraron a Romagnoli sin vida. Había sufrido una hemorragia cerebral. Los médicos lo llevaron al hospital de Teramo, pero desde el jueves no hay signos de recuperación: Romagnoli dejó de luchar ayer y la familia permitió que sus órganos fueran donados. Ugo Corinaldisi, propietario del gimnasio Athlone desde 1986, se sorprende: “Siempre trabajaba conmigo en el gimnasio”, dice. Era el hermano de mi primer socio. Un tipo genial, extravagante e inconfundible con su viejo Range Rover rojo o un 500 un poco anticuado. Lo animé a ir al ISEF de Urbino y se graduó pero luego optó por trabajar en la cooperativa de porteadores. Todavía no puedo creer que ya no esté aquí. Todos lo amábamos».

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